Creo que la mayoría de nosotros, a estas alturas, hemos tenido alguna conexión con una persona que ha sido afectada por el Alzheimer. Apuesto a que se está volviendo más común a medida que vivimos más años. Lo hemos visto con nuestros clientes y sus familias.
Para mí es mi abuela. Mi abuela, Jan Ely, murió el 26 de diciembre de 2019 a la edad de 78 años, después de sobrevivir a todas las etapas de la demencia y hasta las etapas finales del Alzheimer.
Mi abuela era la persona más amable y dulce que jamás hayas conocido. Ella era una maestra de escuela primaria. Entonces, creo que eso probablemente lo resume todo, en lo que todos estamos de acuerdo: se necesita un tipo especial de persona para ser maestro. Y esa era ella.
Tenía la risa más asombrosa que estallaba por las costuras y un estornudo aún más sorprendente que resonaba por toda la casa.
Mis mejores recuerdos de ella implican hacer una de nuestras cosas favoritas: ir de compras. Mi abuela era una EPIC comprador de gangas. Ella era particularmente experta en encontrar todas estas increíbles ofertas en su tienda favorita, "Goodwill", o como la llamábamos calurosamente "GW". (Todavía recuerdo la vez que compró un par de jeans Versace por unos 7 dólares y trató de que alguien les quitara la etiqueta de Versace. “¿Está loco?”, dijeron. “¿Sabes qué son estos?”).
A mi abuela le encantaba viajar e hizo amigos en todo el mundo. Muchos de los que viajarían para visitarla o eran amigos por correspondencia que tuvo durante años. Por mucho que le encantara ir de compras, cocinar y viajar, creo que ella, con diferencia, era la que más amaba a mi abuelo.
Vivir con demencia/Alzheimer o apoyar a un familiar o amigo no es un camino fácil. Realmente viajas repetidamente a través de todas las etapas del duelo mientras observas a esta persona increíble y vibrante que alguna vez conociste cambiar o desvanecerse lentamente. Simplemente apesta. (Por cierto, ese es un término técnico y legal).
Podría seguir y seguir sobre todos mis recuerdos más preciados y favoritos de ella. Intento no estar demasiado amargada porque ella nunca llegó a conocer realmente a mi hija Ellie y nunca conoció a mi hija menor, Addie. Sé que a ella le hubieran encantado estos dos tontos habladores.
En cambio, trato de ahogarme en todos los recuerdos felices que tengo de ella y estoy muy agradecida de haber podido tenerlos. Y trato de reírme mientras ella lo hacía, estallando, como cuando finalmente falleció mientras buscábamos gangas en las rebajas posteriores a Navidad. Sabía que lo hizo a propósito sólo para hacernos reír por última vez.
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