Cuando era enfermera de cuidados paliativos, cuidaba a pacientes con Alzheimer y trataba de ayudar a sus familias lo mejor que podía. Pero ni siquiera mi experiencia con ellos me preparó para lo que estaba por venir... Mis padres eran misioneros y habían estado en más de 40 países predicando la Biblia y ayudando a otras personas. En sus últimos años, mi madre desarrolló Alzheimer's y papá demencia vascular. Nunca olvidaré el momento en que estuve esperando, esperando a mamá. Entonces, miré a través del cubículo del baño de Macy's. Allí estaba ella, parada allí doblando pedazos de papel higiénico. Cuando le pregunté si quería ayuda, me atravesó con esos ojos... dijo "sí, no sé qué hacer". Una vez papá desapareció. Lo buscábamos frenéticamente. Había tomado las llaves del auto y se había ido a través del estado. Solo se detuvo porque se quedó sin gasolina. Recibimos una llamada telefónica, preguntándonos si conocíamos a un "Peter Hunt", ya que el empleado de la gasolinera había encontrado una nota en la billetera de este "hombre" con este nombre y número de teléfono. Este "hombre" no sabía dónde vivía ni a dónde iba, solo que tenía que ir a buscar su camión y necesitaba ayuda. Si no se hubiera quedado sin gasolina...

Las familias que se enfrentan al Alzheimer y a otras formas de demencia nos necesitan. Son tiempos difíciles y, con su ayuda, podemos estar ahí para ellos. Haz una donación o regístrate como participante y comienza su propia campaña de recaudación de fondos. Juntos, podemos acabar con la enfermedad de Alzheimer.

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