El Alzheimer no se detiene y nosotros tampoco. Al participar en la Caminata para acabar con el Alzheimer de la Asociación de Alzheimer, estoy generando conciencia y recaudando fondos para avanzar en la lucha contra esta enfermedad, fondos que permiten a la Asociación de Alzheimer brindar atención y apoyo las 24 horas del día, los 7 días de la semana, mientras acelera la investigación crítica.

Mi abuelo, Jim Wiese, falleció debido a complicaciones relacionadas con la demencia, cuando yo estaba en séptimo grado. Uno de los síntomas que padecía era afasia (pérdida de la capacidad de comprender y expresar palabras). Y aunque la demencia y el Alzheimer son enfermedades separadas pero similares, ninguna familia debería verse obligada a ver cómo su ser querido se aleja lentamente de ellos. Recuerdo que me dijeron que tal vez no me reconocería unas semanas antes de morir. No podía comprender la idea. Recuerdo que me di cuenta de que el hombre que solía perseguirnos a mis primos y a mí por la casa, el hombre que solía contarnos historias sobre la naturaleza y sus viajes, nunca volvería a hacerlo. A papá le encantaba caminar y estar al aire libre, un rasgo que me transmitió mi padre, un rasgo por el que lo honro cada vez que llego a la cima de una montaña. Papá, ojalá pudiéramos llegar a la cima de una montaña juntos.

¡Gracias por su apoyo!