El Alzheimer no se detiene y nosotros tampoco. Al participar en la Caminata para acabar con el Alzheimer de la Asociación de Alzheimer, estoy generando conciencia y recaudando fondos para avanzar en la lucha contra esta enfermedad, fondos que permiten a la Asociación de Alzheimer brindar atención y apoyo las 24 horas del día, los 7 días de la semana, mientras acelera la investigación crítica.

Mi tío abuelo Harry fue una de las personas más interesantes que he conocido. Me encantaba escuchar sus historias, recoger nueces en sus patios traseros, observar los "halcones de pollo" desde su porche delantero y compartir latas de jugo de manzana con él. Recuerdo el día en que me di cuenta de que algo no estaba bien con él. Él venía a la casa para Año Nuevo y vi su auto pasar dos veces por el camino de entrada. Esperaba en mi bicicleta para avisarlo y él me preguntó si necesitaba ayuda. Fue entonces cuando me di cuenta de que no sólo estaba perdido al llegar a una casa que había visitado varias veces, sino que tampoco me reconocía. Sólo duró unos 30 segundos, pero fue suficiente para asustarme cuando era niño. Después de eso hubo muchos días buenos y otros no tan buenos. Ese día me permitió vislumbrar lo que esta enfermedad le hace a la gente. 

Estoy caminando para que podamos vivir en un mundo donde un día nadie pase desapercibido para su héroe.