Imagínese tener que cazar a sus familiares ancianos por los estados de Carolina del Norte y Virginia. Esa fue la situación en la que nos encontramos después de la boda de nuestra hija. Papá había sido camionero de larga distancia y mamá había conducido con él muchas veces. Decir que eran viajeros experimentados es quedarse corto, pero esta vez estaban perdidos. Varias veces durante ese día lleno de acontecimientos, recibimos una llamada telefónica diciéndonos que no sabían dónde estaban. Alguien en una gasolinera o tienda de conveniencia nos daba instrucciones para encontrarlos, solo para llegar y descubrir que se habían ido pensando que sabían a dónde iban esta vez. Finalmente, de alguna manera hicieron un círculo y regresaron a una de las paradas en las que ya habían estado. Un buen samaritano de pensamiento rápido los convenció de entrar a la tienda y esperar a que llegáramos. ¡Llevábamos horas buscando! Cuando los encontramos, habían conducido más de 100 millas en la dirección equivocada. Fue entonces cuando nos dimos cuenta de que algo andaba terriblemente mal. Sabíamos que habían sido olvidadizos, pero no nos dimos cuenta de la gravedad de la situación hasta ese fin de semana. Pasaron unos años y nos dimos cuenta de que antes de cada función familiar, mamá le decía a papá quiénes éramos todos y cómo reconocernos. Nunca olvidaré la angustia en el rostro de mi esposo la primera vez que su padre no sabía quién era. Luego tuvimos que revivir ese mismo desconsuelo cuando su madre no lo conocía y quería que se fuera.  Alzheimer's es una enfermedad brutal que roba a sus seres queridos y causa un dolor indescriptible a las familias. Cualquier cosa que puedas donar para ayudar a erradicar este flagelo será muy apreciada.