Cuando a nuestro padre, Bill, le diagnosticaron Alzheimer de aparición temprana, sentimos como si nuestro mundo se estuviera derrumbando. Nos tomaron por sorpresa, nos enfrentamos a un obstáculo enorme que parecía imposible de superar.

Pero rápidamente nos dimos cuenta de que no estábamos solos. El amor, la amistad y la bondad que mi padre había compartido a lo largo de su vida comenzaron a regresar a nosotros. No todos respondieron a nuestro llamado de ayuda, pero aquellos que sí lo hicieron fortalecieron nuestros vínculos de maneras que nunca anticipamos. Aprendimos que la familia no se define sólo por el apellido, sino que incluye a todos los amigos, viejos y nuevos, y a todos los vecinos, cercanos y lejanos. Con este ejército a nuestro lado nos sentíamos capaces de afrontar cualquier cosa.

Todo ejército necesita un líder y, para nosotros, esa ha sido mi mamá, Paula. Ella ha liderado cada paso y nos ha mostrado el verdadero significado de "a través de la enfermedad y la salud". Nos unimos a la Caminata del Alzheimer no sólo para honrar al hombre que marcó tantas vidas sino también para honrar a cada persona que nos ha apoyado en este viaje. Caminamos y recaudamos dinero con la esperanza de que algún día ninguna familia tenga que pasar por esta misma lucha. Juntos, como una fuerza imparable, avanzamos, decididos a ganar esta batalla.