El Alzheimer no se detiene. El tiempo avanza y esta enfermedad hace estragos en la mente y rompe corazones. Ver a mi abuelo, cuando yo era niña, fue devastador. Recuerdo que él pensaba que el abrigo que yo llevaba puesto era suyo y empezó a enfadarse porque no se lo devolvía, pero cuando lo miré a los ojos con calma y le dije con dulzura: "No, no es tuyo, abuelo", tuvo un momento de claridad, se disculpó y me dio un gran abrazo. Todavía siento ese abrazo.

Ahora, estoy observando a mi madre. Es verdaderamente una de las experiencias más desgarradoras, agotadoras y abrumadoras de mi vida. Es brutal verla deteriorarse y convertirse en alguien que reconozco y, sin embargo, no lo soy en absoluto. Esta enfermedad te destroza. Una y otra vez. Saber que nunca mejorará... no hay palabras para describir lo vacía que me siento. 

Pero no quiero quedarme en ese vacío. Al participar en la Caminata para acabar con el Alzheimer de la Asociación de Alzheimer, intento sentir esperanza. Sueño con el día en que esta enfermedad ya no exista. Estoy recaudando fondos para avanzar en la lucha contra esta enfermedad, fondos que acelerarán la investigación crítica y que permiten a la Asociación de Alzheimer brindar atención y apoyo las 24 horas del día, los 7 días de la semana. A las familias necesitadas.

Haga una donación o regístrese como participante y comience sus propios esfuerzos de recaudación de fondos. Juntos podemos acabar con la enfermedad de Alzheimer.

Gracias por su apoyo.