Mi abuela, Bessie, y mi madre, Noni, tenían demencia, por lo que esta caminata es muy importante para mi corazón y mi alma. Elijo caminar por ellos y por todos los afectados por esta terrible enfermedad. Mi madre llegó al punto en que ni siquiera me conocía y eso me aplastó y fue devastador. Era tan difícil verla en ese estado con los ojos vacíos, pero le sonreía y le hablaba, luego me iba, me sentaba en mi auto y lloraba. Trato de no pensar en esos momentos sino en los buenos momentos que tuvimos cuando disfrutábamos de la compañía del otro y nos reíamos. Ella es la razón por la que soy una persona positiva hoy y elijo sonreír y hacer el tonto en lugar de ser una bolsa de basura malhumorada. Si pudieras encontrar en su corazón dar y caminar conmigo, estaría lleno de alegría. Gracias por preparar mi historia.
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