Desde 2010 mi familia y yo participamos en el Walk to End Alzheimer's y este año lo haremos de nuevo. Me convertí en defensora después de perder a alguien muy querido para mí. Hace catorce años perdí a mi abuelo a causa de esta enfermedad, perdí a mi héroe.

Mi abuelo era un gigante gentil. Lo he visto ser duro cuando tenía que hacerlo, severo cuando necesitaba serlo y compasivo cuando el momento lo requería. Pude presenciar muchos aspectos de mi abuelo, incluso la decepción. Toda mi vida quise ser como él, incluso cuando no sabía cómo. Él es mi inspiración, mi héroe. Ahora sé que nunca podría igualar quién era él, pero con el lugar donde estoy hoy, me gusta pensar que me he convertido en alguien de quien estaría orgulloso.

Cuando escuché por primera vez que mi abuelo tenía esta enfermedad, no sabía qué pensar. No sabía lo que le hace a una persona. Cuando comencé a ver lo que esta enfermedad le estaba haciendo, cómo lo afectaba y lo hacía actuar, me enojé con el mundo. Estaba lleno de tanto odio y enojo. Maldije a Dios por hacerle esto pero al mismo tiempo le rogué a Dios que dejara morir a mi abuelo sabiendo quién era, quién era su familia y con su dignidad.

Amo tanto a mi abuelo que no puedo describir el dolor y la rabia que sentí al saber que estaba pasando por esto y que no había nada que pudiera hacer al respecto. ¿Llegué a verlo antes de que falleciera? Si. ¿Creo que él sabía quién era yo? Si. ¿Hizo que doliera menos? No.

Camino para cumplir un voto que le hice a mi abuelo y crear conciencia con la esperanza de encontrar una cura y educar a otros sobre esta enfermedad. Ojalá las generaciones futuras no tengan que sentir el dolor que yo sentí ni ver a sus seres queridos vivir de esa manera. Camino para que otros no tengan también.